Si existe un mal endémico en nuestro tiempo (y espacio) sin duda es el estrés. Pero… ¿qué entendemos por estrés?


Vamos a empezar fuerte; ¿Qué pensarías si te dijera que el estrés es bueno; que el estrés es un mecanismo que nos permite salvar la vida como individuos y como especie?

Sin entrar en aburridas distinciones técnicas, podemos entender el estrés, la ansiedad y la activación como “la misma” cosa, entre comillas (no lo son, pero casi, para lo que nos atañe).

Trata de describir a una persona estresada, cuáles son sus síntomas?

  •  Aceleración del ritmo cardíaco y respiratorio
  • Tensión muscular

  • hiperactivación cognitiva (pensamientos rápidos)

  • hipervigilancia

 Parece que no se diferencian demasiado a los síntomas que presentaría una persona en una situación de peligro potencial, ¿verdad? Exacto, el estrés nos prepara para afrontar situaciones de peligro con eficacia.

Entonces, si el estrés es bueno, ¿cuál es el problema? Son varios; veámoslos:


Primer problema: Nuestros problemas habituales casi nunca son de vida o muerte ni se resuelven mediante el mecanismo “escape o lucha” 

  • Imaginemos a un hombre (o mujer) de las cuevas corriendo delante de un dientes de sable, luchando por su vida: El estrés (la activación), le permite huir o enfrentarse al problema con “eficacia”

  • Ahora imagina los problemas a los que afortunadamente nos enfrentamos en nuestro día a día y que nos causan estrés… problemas con mi jefe, con mi pareja, con mis hijos, quedar bien en una presentación o en un examen… la mayoría no son de vida o muerte, ni requieren una respuesta explosiva que elimine la tensión que acumulamos para afrontarlos.

  • El estrés iba (y va) bien para afrontar situaciones problemáticas; pero ¿qué pasa cuando acumulamos tensión que no eliminamos?.


Segundo problema: Desajuste en la percepción de riesgo, o de la importancia de la situación

Para poder enfrentarme con éxito a un problema necesito estresarme, necesito poner en marcha los recursos necesarios para resolverlo: 

  • si me paso, si me estreso demasiado, me bloquearé

  • si me quedo corto, si no me preocupo demasiado, no lo resolveré adecuadamente

  • busquemos la activación adecuada


Suelo poner el ejemplo del paso de cebra a mis pacientes: 

Imagina (una vez más) a tres personas enfrentándose a la decisión de cruzar una calzada:

  • la persona A es Paco Martínez Soria, “la ciudad no es para él”; nunca ha visto un coche

  • La persona B es una madre cuyo hijo murió atropellado y ha desarrollado una fobia a los coches

  • La persona C eres tú

  

Qué crees que sucederá cuando vayan a cruzar el paso de cebra? 

  • Empecemos por la madre con fobia: Su nivel de estrés al enfrentarse a esa situación es tan elevado, que se asusta, no deja de mirar a los dos lados, se asusta, se siente incapaz, abandona y refuerza su fobia (así es como se forman)

  • El bueno de Paco nunca ha visto un coche, así que no sabe cómo funcionan, se lanza a la aventura sin mirar ni preocuparse por si frenan: muere atropellado.

  • Tú estás acostumbrado a esta situación, la conoces, sabes que tienes que mirar, esperar el hueco y cruzar, te activas lo necesario y resuelves el problema.


Tercer problema: El estrés funciona por debajo del nivel de la consciencia 

El estrés no pide permiso a la consciencia para actuar, si lo hiciera sería demasiado tarde. 

  • Te tropiezas → el mecanismo de alerta funciona → pones las manos → caes con más o menos estilo delante de la chica o el chico que te gusta → os reís

  • Te tropiezas → el mecanismo de alerta le pregunta a tu consciencia qué deberías hacer en esta situación → te lo piensas → os reís, pero te has quedado sin dientes delante de ese chico o chica, tu sonrisa no es la misma → no vuelve a llamarte

 Atacar racional y conscientemente frente al estrés no funciona, hay que hacerlo de otra manera.


¿Qué problemas puede generarme el estrés?

 Muchos y variados, la tensión siempre busca (y encuentra) una manera de salir a flote, algunos ejemplos:

  •  Problemas de la piel; dermatitis, psoriasis
  • trastornos de la alimentación; ingesta compulsiva, pérdida de apetito o problemas digestivos (úlceras)

  • Hipertensión arterial, problemas cardíacos

  • Dificultad para conciliar el sueño (insomnio, parálisis del sueño)

  • problemas sexuales (impotencia, anorgasmia, dificultad para excitarse)

  • Bruxismo (frotar los dientes), morderse las uñas, arrancar el pelo, tics...

  • Dismenorreas, o des-regulación menstrual

  • Enfados, mal genio

  • Dolor crónico; articular, cefaleas

  • Depresión

  • Fobias (a conducir, social, a volar…)

  • Angustia, crisis de pánico...


¿Cómo puedo resolverlo?

 Los psicólogos somos los especialistas en la resolución de trastornos relacionados con la ansiedad; en Clínica de Llago realizamos terapias individualizadas y en grupo para entrenar a las personas en el manejo del estrés mediante diversas técnicas: 

  • Mapa de estrés

  • Autohipnosis

  • Técnicas de relajación

  • Control de la respiración

  • etc.

Si quieres saber más, no dudes en ponerte en contacto con nosotros.